Desde que la humanidad fue sedentarizándose empezaron a crearse los asentamientos urbanos: poblados, aldeas, villas, ciudades... . En cada uno de ellos se creó un recinto, generalmente en el centro, con el suficiente espacio como para acoger los principales eventos de carácter social (fiestas, mercados públicos o, simplemente para pasar allí los tiempos de ocio o compartirlos con otras personas de la localidad); es el caso del "ágora" en el mundo griego o el "foro" en Roma.
Las plazas públicas gozaron de mucha popularidad a lo largo de la Edad Media, tiempo en el que mantenían la característica física de ser espacios abiertos, en contraposición con las calles circundantes, que solían ser estrechas (qu daba mucho tiempo para la irrupción de los automóviles, por lo cual no era necesario que fueran más amplias). Por supuesto, cuanta mayor fuera una localidad, mayor sería el número de plazas que acogiera.
Con la llegada de la Ilustración, ya en el siglo XVIII, muchos de estos recintos experimentaron una significativa transformación, pues su espacio, se vería acotado por unos límites claros, generalmente cuadrados o rectangulares, o en muchas ocasiones rodeados por vegetación; puesto que dentro de ésta predominaban los álamos, a las plazas cerradas generalmente se les conocería como "alamedas".
Plazas en el casco guiense
El modelo de plazas cerradas se manifestó en nuestra localidad en tres espacios: la plaza de San Roque, en la zona alta, y las dos que están situadas ante el frontis del templo parroquial, que, por sus dimensiones, serían conocidas como la "Plaza Grande" y la "Plaza Chica".
Se estima que la Plaza Grande está situada en el mismo lugar que anteriormente una huerta particular, espacio que sería donado al vecindario por su propietario a fines del siglo XVI. Desde entonces el nombre popular será el de "Plaza de Abajo", para diferenciarla de la "De Arriba", la actual de San Roque.
Tras la trasnformacion realizada por el movimiento ilustrado, este recinto tendría tres secciones longitudinales bien definidas: una central embaldosada, destinada al disfrute de la clase social acomodada y otras dos, con pavimento de tierra para las clases bajas. La vegetación iría modificándose con el tiempo, hasta llegar a la plantación de la especie conocida como Laurel de Indias (Ficus microcarpa) a fines del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, en 1924 (hace ahora 95 años) se realiza ahora el último cambio significativo, la "democratización" del pavimento, pues se rellenó todo el recinto con baldosas, y por supuesto, a nadie se le vetó el uso de la totalidad de la plaza, y la colocación de la balaustrada que, sin ser un elemento ornamental excepcional, se ha convertido en referencia de la zona. Tan sólo en 1969 (cumpliendose por lo tanto ahora medio siglo), se amplió la cortavía que limita la plaza por el noreste. Con ello se acortó el largo de la plaza, pero se respetó el tramo correspondiente de la balaustrada.
En cuanto a la Plaza Chica, también conocida como de Luján Pérez, su trazado antiguo tenía una estructura cuadrada, ero en la década de 1960 se amplaría para mayor lucimiento del frontis de la nueva casa consistorial. Con estos cambios tenemos la paradoja del acortamiento de la Plaza Grande y alargamiento de la Chica en las citadas décadas.
No podemos omitir la existencia de un templete clásico con entablamento sobre columnas jónicas que se encontraba entre ambas plazas, conocido como "tabladillo" aunque no fuese de madera, que servía de marco para los conciertos de las bandas de música y que también dejaría de existir en esos años.
El paisaje del centro urbano guiense era el mencionado al llegar 1991, cuando se incoa el expediente para la solicitud de la declaración de Conjunto Histórico Artístico a buena parte de la Ciudad, lo cual obliga por ley a su mantenimiento ara el conocimiento y disfrute de las generaciones futuras, pues no puede amarse lo que se desconoce.
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